Los ositos de peluche, infancia y pubertad…

Los Teddy Bear («Osito de Teddy») se llaman así por Theodore Roosevelt, presidente de los Estados Unidos apodado «Teddy»…

INOCENTE, TIERNO, SUAVE. Así imaginamos un osito de peluche. Cuesta imaginar que ese juguete tenga su origen en un cazador de elefantes, tigres, rinocerontes y búfalos… «Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza; / eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy. Y domando caballos, o asesinando tigres, eres un Alejandro-Nabucodonosor”, así se dirigía el poeta Rubén Darío (1867-1916), en uno de sus poemas más famosos, al presidente de los EE.UU Teodoro Roosevelt (1858-1919). Hombre autoritario, carismático e imperialista al que sus seguidores apodaron «Teddy»…

Antes de presidente, «Teddy» fue un victorioso cazador y coronel. Hay fotos de él posando ante diversos animales durante sus numerosas cacerías. Una vez en la Casa Blanca, el moto de su política fue: «speak softly, but carry a big stick» (Habla con delicadeza, pero lleva un gran barrote). Gracias a esta estrategia («The Big Stick«), Estados Unidos logró abrir -y controlar- el Canal de Panamá, así como otras importantes conquistas territoriales. 

 

Cierto día de noviembre de 1902, el  vigésimo sexto presidente de los Estados Unidos de América, Theodore Roosevelt, apodado cariñosamente “Teddy”, viajó hacia el sur  para mediar en una discusión fronteriza entre los estados de Mississipi y Louisiana. Una vez allí, no desaprovechó la ocasión para asisitir a una cacería. Deseando complacer al presisdente, los organizadores capturaron un osezno vivo y se lo pusieron «discretamente» a tiro… No obstante, para sorpresa de todos, el soberbio cazador se negó a matar al animal, perdonándole la vida. A la mañana siguiente los periodistas se hicieron eco de la noticia, y The Washington Post, uno de los diarios más influyentes, publicó una viñeta satírica de Clifford K.Berryman destinada a hacer fortuna (su éxito, de hecho, dio para muchas viñetas sobre Teddy y el Oso)

La viñeta que fue el origen de los «Teddy Bear», publicada el 18 de noviembre de 1902

Auto retrato de Clifford Berryman, 1904

Nacimiento de los ositos de peluche

Pocos ejemplos de naiming tan acertado. Morris Mitchton, de origen ruso y propietario de una pequeña tienda de golosinas y juguetes en Brooklyn, New York, viendo la viñeta de Clifford Berryman, decidió sacar al mercado un oso de peluche al que bautizó Teddy’s Bear (“El oso de Teddy”), con el consentimiento del presidente Roosevelt. Durante semanas, la gente hacía cola para ver el osito en el escaparate de su tienda con una copia, al lado, de la viñeta de «Teddy» perdonando la vida al pequeño oso de Mississipi (no en vano, una biografía de Roosevelt se titula The Teddy Bear Men). El éxito fue arrollador. Todo el mundo quería un osito. Aquel osito con tan buena suerte.

Morris Michtom, el inventor de los Teddy Bear

Así anunció Morris Michtom el primer «Teddy Bear» en su tienda de Nueva York: el osito al lado de las viñetas que se publicaron sobre el presidente Roosevelt perdonando la vida a un osito…

En 1903, un año después de la publicación de la viñeta en Washington Post, un importador de juguetes de Nueva York visitó la feria de Leipzig, Alemania. Nada le llamaba la atención, hasta que descubrió un animal mucho más rentable que  la gallina de los huevos de oro: los ositos de peluche de  Margaret Steiff, una costurera en silla de ruedas. Consciente de su potencial valor comercial, le encargó varios miles de modelos. Todos se vendieron. En 1907, la empresa Steiff  llegó al millón de ositos. Hoy en día, los ositos Steiff son una codiciada pieza de coleccionista y la marca sigue en funcionamiento. En Alemania, hay varias biografías publicadas sobre el origen de esta marca e incluso una serie de televisión. No en vano, esta historia tiene ya más de 125 años…

Margaret Steiff, la fabricante de los populares osistos de peluche alemanes

Margarette Setif fabricando sus legendarios ositos

Steiff-Bears 1903-1905. Parte de su éxito, además del tacto suave, era la movilidad de sus extremidades. Al principio, su rostro era triste. Más tarde, adoptaron una expresión facial más risueña.

Curioso anuncio de 1925, donde se vende un electrodoméstico, entonces nuevo, el aspirador, con un personaje también nuevo, un osito que recuerda oportunamente al dibujado por Clifford Berryman.

Infancia de los ositos de peluche

La anécdota del osezno perdonado por Roosevelt no sólo se convirtió en una industria millonaria de ositos de peluche sino que también convirtió al mismo osito en un nuevo mito del imaginario occidental. El símbolo ideal de la infancia y, como tal, de los valores de la inocencia, el cariño y la amistad. Además, el osito de peluche llegará a ser un símbolo de la feminidad infantil, junto a los corazones, el color rosa y los lazos, aunque, en la práctica, también los chichos se criaron con ositos…

Coches pero también ositos. El Teddy Bear no es sólo un juguete de niñas, los chicos también lo adorarón…

Tres hermanos con su Teddy Bear, en la década de 1920

Hermanos posando junto a su osito Steiff

Por último, los ositos de peluche se convirtieron en un símbolo de la cultura anglosajona, aunque hoy en día seamos poco conscientes de ello. El Teddy Bear, junto con Haloween y Santa Claus, son una de las muchas tradiciones que llegaron hablando en inglés. En  todas las imágenes «vintage» de Teddy Bear predominan los ambientes con un inconfundible estilo «British-American», bien por los rasgos de los niños, bien por su indumentaria y arquitectura de fondo. Por desgracia, no he podido encontrar alguna referencia a cuándo empezaron a comercializarse los Teddy Bear en España. 

«Goldie Wright,» en 1914, con su propietaria de de 3 años

Mary Margaret and her teddy bear

Como es natural, el gran número de niños y niñas jugando -y durmiendo- con su «Teddy Bear» inspiró multitud de libros sobre ositos que hablan y se relacionan con sus jovenes «amos». El primero de ellos es también hoy en día el más famoso:  Winnie-The-Pooh. El osito naranja nació en 1926, a partir de un osezno real llamado Winnie que, después de perder a su madre en una cacería, fue salvado por el teniente veterinario H. Colebourn (1887-1947). El 9 de diciembre de 1914, al no poder cuidar de él por su deberes militares durante la Primera Guerra Mundial, donó el osezno huérfano al zoológico de Londres, donde se convirtió en una auténtica estrella, debido a su inusual docilidad. Uno de sus más fervientes admiradores se llamaba  Christopher Robin Milne (1920-1996), el hijo de  Alan Alexander Milne (1882-1956), autor de las populares historias del osito Winnie, su amigo Robin y el resto de animales del bosque de Ashdown Forest. Tras la postguerra de la Segunda Guerra Mundial, se produjo un auténtico boom de ositos de peluche literarios, que hoy son todos rentables fuentes de ingresos para las marcas que controlan el derecho de su explotación comercial. Es muy significativo que, en 1957, Elvis Presley publique una canción en la que decía «Let me be your (Teddy Bear)» (Dejame ser tu osito de peluche)…

Teddy Bear, Elvis, 1957

Anuncio de Teddy Bears, en un catálogo de 1950

  • Paddington Bear, en 1958,
  • El Oso Yogui, también en 1958,
  • The Berenstain Bears, en 1962…
  • Al mismo tiempo, Disney puso de moda historias antiguas de osos, como  Baloo, uno de los protagonistas de El Libro de la Selva (la novela, escrita por Rudyard Kipling, es de 1894, pero la película que la mayoría de niños conoce se emitió por primera vez en 1967).
  • Con «Los Tres Cerditos» pasó lo mismo: la historia original se remonta a una fábula de finales del siglo XVIII, pero no se hizo popular hasta la versión de t Disney de 1933.
  • «Ricitos de oro» es un cuento escrito por Eleanor Mure en 1831 y adaptado, poco después, en 1837, por  Robert Southley, quien la hizo famosa entre el público anglosajón. Su salto al estrellato internacional, como tantos otros cuentos, vino de mano de Disney, cuyas primeras películas animadas sobre el cuento son de 1922 y 1939, cuando la venta de Teddy Bears era ya un próspero negocio. Ahora bien, tanto en la versión original de Mure y Southey, en lugar de una linda niña rubia, la intrusa  en la casa de los osos es una «vieja vagabunda que merecería estar en un correccional», según Southey, y una anciana molesta, según Mure, que los osos intentan matar quemándola, luego ahogándola y, finalmente, lanzándola desde el campanario de una iglesia.

Hasta este momento, el imaginario simbólico del oso pertenecía al mundo de los adultos, como, de hecho, eran la mayoría de cuentos e historias. La versión «infantil» de los cuentos es un fenómeno reciente. Hoy en día, ese imaginario, para fortuna de los osos -el animal real-, ha cambiado de manera radical. El oso ha dejado de ser un animal salvaje, que sólo puede vivir en el bosque, para entrar en la casa de todo niño, en la forma de un osito de peluche. El oso ya no araña, abraza. El oso ya no gruñe, habla. 

Pubertad y adolescencia 

… y así de bien podría haber terminado el cuento sino fuera porque, desde hace unos pocos años, la moda consiste, precisamente, en darle la vuelta a los mitos inocentes de nuestros padres y abuelos. Ahora la Caperucita asusta al lobo feroz, y el osito adorable, como sucede en la película de El oso TED, es un gamberro políticamente incorrecto. Un niño formula un deseo: poder hablar con su osito de peluche, y el deseo se hace realidad, pero, ¿qué pasa cuando el niño se convierte en un adolescente, en un joven, en un adulto, con cervezas y mujeres de por medio?…

La publicidad, fiel a su función de espejo social, también se inclina a romper el cliché del Teddy Bear original, o, al menos a buscar giros de tuerca al inocente cuento original…

Campaña de las galleta LU, 2001. Dan tanta energía que el niño estrangula a su osito…

IG Parental Control, 2008. Campaña para ayudar a los padres a que sus hijos sean conscientes de los riesgos de desnudarse delante del ordenador…

VW, 2009. Volkswagen anunciaba así el gran espacio de uno de sus vehículos familiares

Cornetto Enigma, campaña 2011. «Your soft side» (Tu lado suave)…

Good Year 2012. Valor resaltado: el gran «agarre» de sus neumáticos…

A pesar de estos anuncios «adultos», en la práctica, las jugueterías siguen llenas de ositos de peluche, especialmente ahora, que empieza la campaña de Navidad. Marcas como Tous -la joyería se funda en 1920, el osito nace en en 1985- tampoco han olvidado el imaginario dulce y tierno del Teddy Bear original. Su osito sigue siendo el mejor regalo para el Día de la Madre, el aniversario de un matrimonio o cumpleaños (otros habituales de la marca son los corazones y el color rosa). Aunque, no nos engañemos, en las últimas campañas de Tous, el osito también se hace mayor, y no precisamente para ser un adulto responsable. Como leemos en la propia web, «Tous in Heaven es la última colección de joyas y complementos de TOUS, dirigida a espíritus jóvenes incondicionales de la trasgresión».

¿Qué mejor lugar para tatuar un oso adolescente?…

En 2011, Jennifer López comenzó a caldear los ánimos devorando ositos. Este año, el oso -ya adolescente, y por tanto, sin «ito» que valga- nos muestra una serie de fotografías nocturnas, realizadas por el polémico Terry Richardsoncon sus «conquistas» en diferentes capitales del mundo. ¿Seguiremos hablando de cuentos de hadas ante estas mujeres con zapatos de tacón, ligueros y minifaldas?…

 

Jennifer López comiéndose el «osito» de Tous, campaña de 2011

Campaña de 2012. El oso de Tous comparte algunas fotos de sus «conquistas»

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