LOS MITOS, REFLEJO DE UNA SOCIEDAD, TAMBIÉN SE HAN DE RENOVAR PARA SOBREVIVIR. Pocos ejemplos tan claros como el de Barbie, de nuevo noticia por adaptar su cuerpo al de las mujeres reales, y así frenar la competencia de otras muñecas que se estaban adelantando a la lucha contra los estereotipos femeninos de nuestra sociedad. Tal ha sido el revuelo mediático que la noticia ha ocupado la portada de Time y raro ha sido el diario o revista que no se ha echo eco de ella. El presente caso de adaptación es un buen momento para reflexionar sobre la capacidad de los iconos culturales para reflejar las transformaciones sociales, o, al menos, actuar de punto de partida para la reflexión.
No obstante, aquí sólo vamos a recordar el origen de Barbie y cómo llegó a convertirse en una leyenda de nuestro tiempo. Su capacidad para adaptarse durante décadas permite augurar que lo seguirá siendo en el futuro…
1941: en medido del horror, seducción nostálgica
Antes de encarnar el juguete de millones de niñas, la “abuela” de Barbie fue el sueño de millones de soldados. Entonces, sin embargo, carecía de una forma determinada. Cada soldado se la imaginaba a su manera. Su cuerpo no podía ser más etéreo. Era una canción que sólo revelaba su nombre: Lili Marleen. Comenzó a emitirse por las noches poco antes de las diez en la emisora militar Radio Belgrado, entonces en poder del Tercer Reich. Los soldados alemanes se agrupaban a esa hora en torno a un aparato de radio y la escuchaban en silencio. La enorme potencia de la emisora, sin embargo, permitió que también la pudieran escuchar los soldados aliados, igualmente fascinados por aquella hipnótica melodía. Al principio, el Alto Estado alemán intentó suprimirla pero acabó cediendo ante la insistencia de la tropa (curioso pensar lo que puede lograr un grupo decidido).
En el bando aliado sucedió lo mismo, y con mayor sorpresa, pues era una canción del enemigo la que se infiltraba entre las propias filas. Sin embargo, la presión de los soldados logró, una vez más, que Lili Marleen se emitiera incluso desde la BBC de Londres. En medio del estruendo de las bombas, la canción caló hondo en el corazón de los hombres encargados de apretar el gatillo. Curiosamente, nadie planeó este éxito. Fue el «destino» –y no alguna estrategia de marketing- lo que convirtió a Lili Marleen en una especie de himno universal. Ahora bien, una vez consagrada, la canción benefició a todos aquellos que la interpretaron y supieron subirse al carro de la fortuna. Primero, su cantante inicial: Lale Andersen (1905-1972), y más tarde, la actriz Marlene Dietrich (1901-1992) quien la inmortalizó en su versión inglesa. Ya en tiempos de paz, se preguntó a ambas cantantes cuál había sido el secreto de tan inesperada seducción. Lale Andersen se limitó a decir «¿Puede el viento explicar cómo se convirtió en una tormenta?». La respuesta de Marlene Dietrich se conserva en video:
La letra la había escrito el poeta y soldado Hans Leip (1893-1983), en 1915, y la música el compositor Norbert Schultze (1911-2002), en 1937. Al principio, pasó totalmente desapercibida. Hacia 1941, fue ganando seguidores, hasta convertirse en la canción más popular de la II Guerra Mundial, virtud de diversas circunstancias fortuitas. En poco tiempo, se tradujo a casi 50 idiomas y se conocen, al menos, 195 versiones. La primera adaptación al español la realizaron soldados de la División Azul. En un tebeo de aquella época, se mostraba la siguiente portada…
En Tenerife, aún hoy, el camión de los helados anuncia su llegada con la melodía de Lili. La marca que tuvo la idea, Helados California, es toda una institución en la isla. Los ejemplos del enorme impacto de esta canción ocuparían una larga lista. Para quienes deseen saber más sobre el tema les recomiendo un libro: «Canción de Amor y Muerte» de Rosa Sala Rose (2008) y una película mítica: «Lili Marlen» de Rainer Werner Fassbinder (1981). La película recrea la vida de Lale Andersen y cómo la canción legó a convertirse en un himno, primero del nazismo y después del bando aliado.
1952: la muñeca “adulta” de la postguerra
A partir de aquí, la historia de la muñeca Barbie empieza a estar controlado por los especialistas en publicidad y su destino ya no se deja al arbitrio del azar sino del marketing. Como consecuencia de la popularidad de Lili Marleen, la revista alemana Bild publicó una viñeta cómica basada en una mujer llamada Lilli (desde 1952 hasta 1961). Dicho personaje ridiculizaba a la típica rubia, voluptuosa y tonta. Por ejemplo, en una viñeta un policía le dice que los trajes de baño de dos piezas están prohibidos y ella le responde: «¿Qué pieza quiere que me quite?». El personaje enseguida contó con numerosos admiradores, por lo que no tardó en aparecer una muñeca llamada “Bild Lilli” que alcanzó notables ventas en Alemania como regalo de broma picante para hombres.
Las muñecas «Lilli» se vendían con con ropa ajustada pero, en apariencia, «formal». Era parte de la broma del estereotipo que pretendía representar. En varias viñetas, Lilli incluso iba a trabajar y caminaba por la calle como una mujer aparentemente decente.
En un viaje a Alemania, Ruth Handler (1916-2002) –la esposa del fundador de la empresa de juguetes Mattel- se la compró a su hija, ignorando el trasfondo erótico de la muñeca. Viendo lo mucho que le gustaba jugar con esa muñeca que se parecía a una mujer, sus padres decidieron fabricarla adaptada al público estadounidense. Le pusieron el nombre de su propia hija, Barbie. Como la canción de Lili Marleen, la nueva muñeca también se convirtió en un éxito, pero esta vez a consecuencia de una acertada campaña de branding…
1959: ídolo de jovencitas
Desde que fue lanzada en el mercado estadounidense el 9 de marzo de 1959 (a España llegó veinte años después), Barbie ha sido un auténtico espejo de la moda de cada generación así como de las técnicas de marketing de las últimas décadas. Su primer atuendo fue un bañador de rayas en blanco y negro, posiblemente influencia del estilo Chanel. Luego, a lo largo de los años, en su armario se ha ido acumulando ropa de cada tendencia, casi setenta reconocidos creadores han realizado modelos exclusivos para ella (la primera fue Charlotte Johnson).
Convertida en un auténtico icono, ha servido de inspiración para otras marcas. En 1997, Barbie fue una motera de Harley Davidson. La muñeca más cara del mundo es Barbie Diamante, co-diseñada por Mattel y De Beers, la mayor empresa de diamantes del mundo. Se fabricó para celebrar su 40º aniversario, en 1999. Su traje resplandece con el reflejo de 160 diamantes, así como varias piezas en oro blanco de 18 quilates. Cuesta 62.600 euros.
Por si fuera poco, Barbie cuenta con un su propio merchandising: videojuegos, colonias, lápices, ordenadores, mochilas, gafas de sol… Barbie tiene incluso una revista mensual que en el año 2009 cumplió 11 años de circulación y 271 números. No acaba aquí su palmarés. También cuenta con una veintena de películas propias, así como apariciones calculadas en grandes producciones como Toy Story 2 y Toy Story 3. Además, están sus seis hermanas y sus dos novios: Ken y Blaine. Tanto la ruptura con Ken, en 2004, como el cambio de imagen de éste –antes surfista, ahora cachas con cazadora de motorista y vaqueros-, y la reconciliación de la pareja, se anunciaron en 2006 como si fuera una auténtica primicia de la prensa rosa. Se estima que, a lo largo de la historia de Barbie se han vendido más de 1000 millones de unidades en 150 países, a un promedio de 3 ventas cada segundo. En recientes estadísticas sobre la muñeca más popular, sigue ocupando el número 1. Ahora bien, quizás el final de esta historia no sea tan feliz como podía imaginarse…
2015: ¿Un trono eterno?…
Al principio de este artículo, comentaba el inverosímil origen de la muñeca Barbie. No menos inesperado puede ser su final… En apariencia, nada disputa el reinado de la rubia perfecta, ni las muchas críticas, que ven en ella un pésimo modelo sexista, ni las nuevas reinas del cotarro, mucho más rebeldes y atrevidas: las Bartzs (2001) y las Monster High (2010). En especial, las primeras supusieron un ataque tan directo que Mattel llevó el caso a los tribunales, en un vano intento de frenar a sus competidores, (más información: El País, «Las muñecas Bartz le ganan el pulso a Barbie«, 22 de julio de 2010). Para colmo de males, las princesas de Disney representan otro serio competidor, sobre todo Elsa, la protagonista de Frozen. No en vano, además del impacto mediático del cine, cuentan con las atractivas tiendas que Disney ha sabido abrir en las calles y centros comerciales más transitados.
Curiosamente, sin embargo, la amenaza más seria para Barbie está viniendo de una nueva tendencia, que no busca ni princesas ni Bartzs ni Monster High ni cualquier otra muñeca «fantasía» sino una «real». Este nuevo concepto de muñeca «humana» se está materializando a través de las llamadas «Lammily«, en honor a su creador Nikolay Lamm. Los medios comenzaron a hablar de ellas a finales de 2014. Se trata de muñecas con medidas de mujeres reales y sin los pies arqueados para llevar tacones (aunque, conscientes de la amenaza, los tutores de la muñeca perfecta no han tardado en reaccionar, anunciando que Barbie también tendrá los pies planos. Renovarse o morir)
Un video de este prototipo de muñeca, opuesto al típico de Barbie, «se volvió viral en la red, y montones de padres y madres estadounidenses se pusieron en contacto con Lamn interesados en comprar la muñeca. El diseñador lanzó una campaña de crowdfunding que logró reunir más de 500.000 dólores de 13.621 usuarios que apoyaron su proyecto encargando más de 19.000 muñecas» (Noemí Rivera, «Llega la «Barbie normal», celulitis, granos, estrías y tatúes«, Publico.es, 20 noviembre, 2014)
No es la única «muñeca real». La artista australiana Sonia Singh encendía hace poco las redes sociales gracias a una iniciativa aún más revolucionaria: el Tree Change Dolls, un proyecto que busca darle una nueva vida a las muñecas de segunda mano. La idea no es sólo reciclarlas sino retirarles el maquillaje «sexista» para convertirlas en rostros más naturales. Sus trajes también los confecciona la propia Sonia Singh.
Aquí no acaban los males de cabeza para Barbie. A la muñeca estadounidense le ha salido un rival inesperado en Nigeria. Son las «Queen of Africa«. Su piel no es blanca ni su cabello rubio, aunque siguen conservado un cuerpo más propio de una modelo que de una mujer «real». Al menos, de momento.
Visten a la moda tradicional (africana) y en sus anuncios no dudan en denunciar los abusos de las satrapías locales, como la de Boko Haram. Son, según presume la compañía que las fabrica, un vehículo para «empoderar a las chicas africanas del siglo XXI y contribuir en el desarrollo de su madurez y confianza». Siete años después de su nacimiento, las muñecas Queens of Africa han conseguido traspasar fronteras. Arrasan en su país de origen y desde hace unos meses se venden en Estados Unidos y Europa» (Álvaro Ortiz, «Las nuevas diosas de África desbancan a Barbie«, El País, 3 de febrero de 2015)
¿Y mañana, la historia continúa?
En consecuencia, en un artículo reciente podíamos leer: «Jubilar a Barbie, la solución para Mattel» (Paul R. La Monica, CNNExpansión, 17 de abril de 2015). En aquel momento, las ventas de Barbie habían caído u 16%. Ante estas cifras, se llegó a especular que «Toy Story 4», anunciada para 2017, no contaría con la ya no tan popular muñeca. No obstante, la aparición de Barbie en el cine dista de haber desaparecido. En la película Extinction, la podemos ver fugazmente en un supermercado arrasado por un apocalisis zombi, pero no tardará en disponer de su propia película, en una comedia protagonizada por personajes de carne y hueso.
Más aún, hoy, cuando no ha transcurrido ni tan siquiera un año después del artículo que pretendía jubilar a Barbie, la muñeca más comprada del planeta resurge de sus cenizas con una nueva cara y cuerpo. A la idealización del pasado le corresponde ahora una calculada dosis de realismo. La nueva Barbie será rellenita y baja. También tendrá hasta siete tonos de piel, para reflejar la diversidad racial. ¿Logrará Barbie vencer los estereotipos que ella misma contribuyó a remarcar?

Las nuevas Barbie, ¿el cambio necesario?…
Parece, en cualquier caso, que, a pesar de sus competidoras, el reinado de Barbie promete ser largo. Cuanto más siga en el mercado, más aumentará su carácter de icono cultural, de manera que, por encima de cualquier crítica, perdurará su valor simbólico. La muñeca cuya «abuela» nació en las trincheras de la I Guerra Mundial todavía será testigo de muchas más batallas. Los mitos, como los espejos, no pueden evitar reflejar la sociedad que los crea…