- Aprende a decir «No se»; si se usa adecuadamente esta frase, te será de mucha ayuda.
- Es más fácil meterte en algo que salir de ello.
- Si no eres criticado, puede que no estés haciendo mucho.
- Mira lo que falta. Muchos saben cómo mejorar lo que existe, pero pocos lo que no está allí.
- Trabaja para un jefe con quien te sientas cómodo diciendo las cosas como son; recuerda que no puedes elegir a tus familiares pero sí a tu jefe.
- Constantemente examina los acontecimientos para asegurarte de que los beneficios reales son lo que se supone que son.
- Confirma tus instrucciones y los compromisos de los demás por escrito, no asumas que se hacen.
- No seas tímido: habla, exprésate y promueve tus ideas.
- Se breve y claro con los informes orales y escritos.
- Las promesas, horarios y estimaciones son instrumentos importantes en un negocio bien ordenado.
- Cultiva el hábito de hacer las cosas rápido y con determinación.
- No pierdas nunca el sentido del humor.
- Trata el nombre de tu empresa como si fuera el tuyo propio.
- Te acuerdas de 1/3 parte de lo que lees, 1/2 parte de lo que escuchas, pero del 100% de lo que sientes.
- Nunca tengas miedo de intentar algo nuevo. Recuerda: un aficionado construyó un Arca que sobrevivió a un diluvio, en cambio, un gran grupo de profesionales construyó el Titanic.
¿Le gustan estas reglas? Reciben el nombre de «Las reglas no escritas de los negocios» (Resumen realizado por Winred.com: enlace). Antes de responder, conviene que conozcas el otro lado de la moneda… No en vano, en este blog nos gusta recordar a José Ortega y Gasset, quien solía decir. “siempre que enseñes, enseña a dudar de lo que enseñas.” Para ello, iremos por partes. Primero. En un post anterior introdujimos el concepto de “Brand Cutting” (enlace), y pusimos el ejemplo de un anuncio de Shell. En dicho anuncio, veíamos cómo la marca de la compañía aparecía tan poco integrada en el anuncio que era muy fácil eliminarlo, y permitir, en consecuencia, el uso de la imagen del anuncio con cualquier otro fin, sin que el nombre de Shell se pudiera relacionar con ella, así como tampoco el propósito de la campaña comercial original.
Con estas reglas ha sucedido algo parecido: la marca personal de su autor ha sido suprimida por la falta de popularidad de dicho autor…
Estas reglas constituyen uno de los textos más citados en Internet de desarrollo empresarial bajo el nombre de Bill Swanson. El texto admite versiones más reducidas o extensas (entre 15 o 33 postulados. Para ver la lista ampliada, ir al siguiente enlace). Lo que no se suele decir es que este texto terminó costándole a Swanson la acusación de plagio (noticia en The New York Times: aquí). En efecto, dicho folleto está inspirado en la obra de W. J. King, escrita en 1944, y titulada Reglas de la ingeniería no escritas. Para ser exactos, 17 de las las 33 reglas son idénticas -sino casi similares-

Portada original libro de W.J. King
Posteriormente, este libro ha sido reeditado con un título más vendible: The Unwritten Laws of Business (“Las reglas no escritas de los negocios”). Esta nueva versión se puede comprar en Amazon (enlace), y la edición viene ampliada por un tercer autor que, para ser justos, también conviene mencionar: James G. Skakon. Dado lo difícil que resulta encontrar una reseña biográfica de estos dos autores, añado aquí la dada por la editorial en la edición del libro actualmente en Amazon:

El libro

Los verdaderos autores

Su biografía
El tema de la reseña biográfica es importante. Desgraciadamente, para W. J. King, el autor original de estas reglas, su personalidad ha pasado tan desapercibida que ni tan siquiera ha merecido una entrada en Wikipedia, aunque sólo sea en inglés. En cambio, Bill Swanson la tiene (enlace), y –he aquí la paradoja- por la cantidad de veces que estas reglas han sido citadas sin añadir que él no fue el autor y, a posteriori, por las otras tantas veces que se citan aclarando que él no es el autor. Tanto en un caso como en el otro, el nombre que más se recuerda es el de Bill Swanson, mientras que el nombre de W. J. King sigue postergando a un discreto segundo plano.
Resulta bastante «curioso» que un texto obtenido mediante plagio, sea tan utilizado para trasmitir el mensaje de «sé más eficaz». Incluso gurús de la empresa como Jack Welch o Warren Buffett “picaron el cebo” y citaron de manera elogiosa las reglas de Swanson (referencia para justificar esta frase: aquí). Claro que, como dan a entender algunos blogs donde se mencionan estas reglas, lo importante son las Reglas y la cuestión del autor parece «secundaria». ¿Cuántos productos e ideas «consumimos» sin necesitar conocer su autor?…
Esta historia puede ser el punto de partida de muchas preguntas. La primera, lógicamente, podría formularse de la siguiente manera:
- Tener una idea no es suficiente. Tener una buena idea tampoco es suficiente. Lo importante es lograr que la idea, mejor o peor, siga asociada a tu nombre. La historia está llena de ejemplos donde el reto de la persona creativa no ha sido la «imaginación» sino el «copyright»…
En consecuencia, desde el punto de vista de la marca,
- ¿Qué es más importante: la obra en sí, o la reproducción de la obra? ¿El producto o el autor? ¿Qué pasa cuando la marca «personal» se desvincula «del producto»?…
Como es habitual en este blog, me he limitado a proporcionar un ejemplo de temas que cada lector podrá desarrollar a su voluntad, o comentar conmigo, si ese es su deseo. En consecuencia, dejo las respuestas en el aire…
Otro posible uso de esta historia es su moraleja. ¿Se debe o no se debe copiar? Comentando el plagio de estas reglas (ver enlace), el blog CNNEExpansión termina con la siguiente imagen y mensaje:

La persona en la foto es W. Swanson
De ser así, ¿estamos ante otra ley no escrita de los negocios?… Si decides copiar, asegúrate de hacerlo «con estilo». Quizás… En cualquier caso, aprovechando la popularidad del concepto «Reglas no escritas de los negocios», ya existe un nuevo libro sobre un tema parecido: Las Reglas no escritas del juego, de Peter Scott Morgan (Effective Management) e incluso artículos con títulos como Las reglas no escritas de los fumadores (Duopixel).
¿Cuántas reglas no escritas se pueden escribir?
Y es que, tal vez, si algo caracteriza a una buena historia -o frase-, no es tener una moraleja, sino propiciar nuevas versiones…